La tierra no es plana pero el negocio es redondo
Por crítica, por autocrítica, por lo que ustedes quieran llamarla... el caso es que con esta columna tampoco haremos amigos.
Circula por ahí con cierto éxito aquello de que "si una persona dice que llueve y otra que no, tu trabajo como periodista no es dar voz a ambas, sino abrir la puta ventana y ver si está lloviendo".
Sucede que los periodistas llevamos demasiado tiempo sin abrir la puta ventana.
Prácticamente todos, conviene aclararlo, porque, aunque en ocasiones se sacrifique cualquier rigor en el altar del clic, para el caso que nos ocupa radios y televisiones han derrapado tanto como el que más haya derrapado.
Sucede que el Móstoles Balompié se ha convertido esta temporada en el Flat Earth FC, definiéndose como "primer club del mundo que lucha por divulgar la verdad del mundo en el que vivimos". Más allá de que el autor haya sido incapaz de evitar la repetición en una frase que será rotunda, pero sobre todo es corta, que pase por el terraplanismo aclara inmediatamente de qué tipo de verdad hablamos: de la que no lo es.
¿Qué ha hecho el periodismo entonces? ¿Desacreditar acaso la apuesta por la ignorancia? ¿Ignorarla al menos, valga la redundancia? ¿Defender la ciencia? ¿Abrir la puta ventana para ver si estaba lloviendo? En absoluto.
Javi Poves, presidente del citado club (curioso cargo para quien se definía como antisistema), ha tenido a su disposición todas las cámaras, todos los micrófonos, todos los teclados... Él había avisado, así que no es traidor: "Crear un club terraplanista es la mejor forma de tener presencia constante en los medios de comunicación". Pues eso: no éramos nadie para llevarle la contraria.
Sucede que, aunque el gran Manolo Preciado asegurara que tenía "una pedrada en la cabeza" cuando decidió retirarse del fútbol profesional con apenas 25 años, después de debutar con el Sporting en la máxima categoría, Poves se está mostrando extremadamente hábil para mantener desde la Tercera división en que milita ahora esa presencia constante: una mujer como entrenadora de un equipo masculino o infames cánticos de una supuesta hinchada han sido sus últimas iniciativas con recorrido.
Curioso, eso sí, que, queriendo distinguirse en todo, el Flat Earth no se haya distinguido del resto de clubes en lo que a la tienda oficial respecta: ahí la tiene, como cualquiera de los demás, con sus productos a la venta. Entre el honor y el dinero, ya se sabe: lo segundo es lo primero.
Sucede que hay quien resta al asunto la importancia que pretenden darle estas líneas, y también habrá de hecho quien acuse al que las perpetra de hacer justo lo mismo que reprocha a los demás (a ése no le faltará razón), pero es que, puestos a jugar con el desconocimiento además de con el balón, lo próximo podría ser un equipo antivacunas, mira qué gracia los niños que mueren.
No era la de Poves, en fin, pero otra sociedad que defendía el terraplanismo lo hacía presumiendo de tener miembros "por todo el globo". Si no fuera para llorar, sería para reír.
Sucede que debemos abrir la puta ventana, para ver si está lloviendo. Sospechamos que cae una buena, pero lo suyo es comprobarlo.
P.D.: Entiéndase el negocio que aparece en el título, por cierto, en cualquiera de las dos primeras acepciones que concede la Academia: como ocupación y como pretensión. Nada más que en ésas. Nada menos que en ésas.
https://www.marca.com/blogs/sobran-los- ... io-es.html
